(Sigo soñando con) ciudades lejanas. Camino todas las noches por calles desconocidas y edificios imaginados.
Sueños aterciopelados en colores cálidos, anaranjados.
Una librería hermosa, una mesa de cafetería rodeada de gente de otros países, personas nuevas para conocer.
Una universidad enorme, y yo empujando una carriola a través de sus jardines y viendo un espectáculo desde las gradas de un enorme estadio.
—
(Él soñó) dos veces que yo caía de un edificio. La primera en un edificio extranjero y por falta de pericia, la segunda de un edificio familiar y por voluntad propia.
Interesante. Son dos soñadores los que hay en este relato/sueño.
Me gustaMe gusta
Cierto, ya no recordaba que a veces hablaba de sueños ajenos sobre mí… 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona