(Soñé que) ella quería matar a Sophie, mi hija.
Yo la buscaba en el garage, pensando que ya la había matado, pero Sophie estaba afuera con su impermeable rojo, mojándose en la lluvia.
Había estado jugando afuera, y ahora lucía asustada.
—Sophie, ven aquí —la llamé.
Y vino hacia mí, con su cabello rubio y despeinado. Y junto con ella, mis otros tres hijos, dos niños y una niña. Los envolví en un abrazo.
Pero el peligro seguía. Ella iba a matar a Sophie con un rifle.
Ya estaba escrito y yo lo sabía.
No había nada que pudiera hacer para cambiarlo, así que tuve que irme. Tuve que alejarme de esa escena, llena de horror, llena de pánico. No podía contemplarla.
Crucé la calle y me tiré al suelo cuando escuché los disparos. Y luego me oculté de mis perseguidores detrás de unas jardineras.
Tenía la esperanza irracional de que no me encontrarían, y por tanto, no me matarían.
Pero iban a hacerlo de cualquier modo.
Ya estaba escrito y yo lo sabía.
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