Sin estrellas, sin luna.
Entre muros, encerrados
con nuestras mutuas torturas.
Tu voz, un rayo.
Tu rostro, ternura.
A distancia segura.
Nunca pude reponerme, Sol,
de aquellas noches de luna,
de aquella entrega absoluta,
de esa locura.
Nunca pude soltar, amor,
estas amarras ocultas,
apagar por completo la llama,
darte las gracias.