Tras el estruendo,
bajé mis ojos
al ras del suelo,
cegados, cuando antes
habían estado
equivocados.
Hasta despedacé
tu alma translúcida
entre mis manos
y me abriste
el corazón
en dos pedazos.
Tras el estruendo
bajé mis ojos
avergonzados,
caminé sobre cristales
amontonados
sobre los restos
de mi pasado.
Y fue una pérdida
de nuestros cuerpos
enamorados,
y fue una lástima
nuestros espíritus
tan alejados.
Tras el estruendo
de cristales rotos ,
cerré mis ojos,
maté mis manos,
castigué por años
nuestro amor
que no se borra
ni con engaños.
Tras el estruendo ,
cedí mis labios,
perdí tu abrazo.
El asesinato
de nuestro amor
no me perdono.
Tras el estruendo,
cristales rotos,
enamorados.