Otra vez,
Eterno,
frente a tus ojos claros,
tu mirada disidente,
la mía, delatora.
¿Por qué insisto,
insisto tanto,
en mirarme en ti,
en ultrajarme?
Otra vez,
invierno,
no podré perdonarme.
Es eterno tu llanto,
como dios,
eterno.
Eterno, pero lejano.
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
Relacionado