Primera parte
Estábamos preocupados porque nuestros pasivos habían superado a nuestros activos. (Ja ja ja, el efecto de mi tipo de trabajo). Uno de nuestros compañeros de casa llegaba, angustiado, y yo le preguntaba: “¿Cómo te enteraste de que estamos en quiebra?” “PricewaterhouseCoopers me avisó”. (Ja ja ja) Entonces comenzábamos a prepararnos para una inspección-auditoría: limpiábamos la casa para que los contadores encontraran todo ordenado y reluciente (¿?). Este sueño demuestra que mi subconsciente no comprende muy bien las finanzas personales. ¡Juro que las entiendo mejor! En el trabajo me regañarían…
Segunda parte
Durante el medio tiempo del partido, la cancha de futbol se convertía en una alberca en medio del estadio repleto. Javier me llamaba para que fuera a nadar con él, pero la vigilante no quería dejarme pasar. Entonces le mostré mi anillo y le grité casi: “Yo soy la esposa del mejor futbolista del mundo” (Ja ja ja, tal vez exageré un poquito, pero mira lo que pienso…).
Entonces me dejaban pasar y creo que yo nadaba con ropa durante los 10 minutos que sobraban del descanso. Luego Javier me dijo: “Ya salte”. Y volví a las gradas con mi gente para mirar el resto del partido.
Tercera parte
Javier y el Nigger habían intercambiado sus cuerpos. Se habían puesto de acuerdo para hacer un “soul switch” (creo que esto lo saqué de la película de Chucky). Y yo le decía a Thabata: “¿Qué no se te hace extraño?” Y luego me enojaba con Javier porque le decía que yo no estaba de acuerdo, que nunca me lo preguntó, que cómo iban a ser nuestros hijos, qué debían volver a intercambiar sus cuerpos… Ja ja ja.
Cuarta parte
Nada… Que Alan estaba en casa, jugando con mi computadora. Que yo abrazaba su pequeño cuerpecito mientras platicábamos tonterías. Ah, cómo lo extraño…