Subíamos largas y amplias escaleras eléctricas blancas hacia nuestros centros de trabajo. Y yo lo veía, unos escalones más arriba, tan guapo, riendo con su amigo, sin saberse observado.
En la carretera, mi coche estaba orillado. Yo estaba indecisa sobre qué camino tomar para volver a casa. Ella, de pelo negro, entró al coche y me roció con un gas para envenenarme y cortarme los dedos.
Yo estaba esperando para hablar en el radio o en la TV. Esperaba mi turno para entrar a la cabina, ensayando mi discurso, pero olvidaba los nombres.
Mientras esperaba, jugábamos una especie de memorama con mis dedos amputados. Era fácil: meñique con meñique, índice con índice…
«Mientras esperaba, jugábamos una especie de memorama con mis dedos amputados. Era fácil: meñique con meñique, índice con índice…»
:O
Me gustaLe gusta a 1 persona
Jajajaja no recuerdo este sueño en absoluto. Qué cositas lees jajajaja
Me gustaLe gusta a 1 persona