Era mi último día en el trabajo (de nuevo… aún no lo supero, ja). Trabajaba desde casa y no avanzaba mucho porque tenía que hacer un ensayo. No podía estar checando Reuters, le decía a Alex.
Después de un día desesperante, terminé y fui a la oficina a despedirme de todos. Me dejaron entrar sin la credencial. Allí estaban todos, como fuera de un salón, platicando y relajándose (definitivamente un sueño ja ja). Como si fueran niños de prepa, echando novio.
Platicamos y quedamos en ir a comer, pero de repente estábamos en un salón de clases. Yo me senté en una barda elevada, bromeando con mis compañeros de la escuela. Aquella maestra de inglés de la secundaria me preguntó que por qué había faltado. Le dije que tenía un problema con Banamex y tardé en solucionarlo porque me investigaron por fraude.
Luego estaba sentada en el fondo del salón, con mi hija en brazos. Trataba de alimentarla. Era sólo un bebé, pero ella hablaba conmigo. Era rubia.
Cuando salí, fui a la entrada y me encontré con que el vigilante no estaba. Sobre el escritorio había una bolsa con papeles que tenían mi nombre escrito. Supe que era la correspondencia que no me habían pasado. Iba a llevármela cuando vi algo perturbador: dentro de la bolsa había varios dedos humanos. Dejé todo donde estaba.