Debíamos vigilar la fortaleza, cuidar que nadie entrara en el edificio ajeno. Éramos unos hombres con aspecto de militares y yo.
Finalmente yo entré al edificio. Iba a demostrarle a ese hombre, cazador de talentos, que yo era la mejor bailarina (mejor que Britney Spears(¿?), pensé).
Así que me puse a bailar… desnuda (¡!). Mis movimientos, entre ‘flash dance’ y ballet eran una magia.
Y en verdad yo era la mejor bailarina del mundo.
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(New York dreams)