Trazaba letras en un cuaderno que antes había usado. Caracteres sin sentido que me hacían recordar quién yo era yo, quién solía ser antes de todo, que me relajaban.
Estaba en una clase y el profesor me decía que tenía que verlo como una tesis, todo como una tesis, Y yo pensaba en premisas y silogismos, en teorías y comprobaciones, en condicionantes.
Sabía a que se refería. Lo que sea que yo escriba, debe ser visto como una tesis, como un trabajo de escuela. Con cuánta dedicación los hacía…
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Paseaba en coche por una carretera europea. Caminos rectos y fríos, cargados de belleza. Avanzando entre nieve y pasto.
Nos detuvimos a la orilla de una playa hermosa. El agua del océano entraba en una pequeña costa, y se mezclaba con pedazos de hielo, algas y vapor.
Una mujer nadaba en medio de todo ello: cabello negro, piel clara y túnica blanca.
Quise saber con urgencia cómo se sentía el agua. El hielo y el vapor me confundían.
Bajé del auto y corrí a la orilla. Mi mano tocó el agua y recibió la agradable sensación de tibieza: el calor y el frío coexistiendo en móviles zonas.