Invertí los números,
desafié las apuestas,
y cambié mis opciones
por materia.
Materia de vida,
materia de risa,
y belleza
y compañía
y alegría.
Yo,
las puertas abiertas,
la vida.
Y tú,
mi puerta siempre abierta,
mi vida.
Casi nunca te hablo,
así, en estas palabras,
pero es más que nada
porque te tengo cerca.
Una mirada basta
y el abrazo en la mañana.
A ti, a quien amo
como a jamás nadie
sólo he sabido decirte
siempre: gracias.
Así que, yo
y tú
y las amadas puertas.
Lo tengo todo esta noche
y todo en esta vida.
(Y esta mañana,
eres lo único que falta).
Ah, vida nueva.
Dios, gracias.
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