De frente al reflejo,
mis ojos se clavan en la señal.
Espero por un compás.
Tiemblo.
No sé cómo hacer esto.
Desfallezco.
No comprendo.
Suena la nota más suave.
Llega el momento.
Y arriesgo.
No hay nada que haya hecho
que no haya temido primero.
Y ese es mi deleite,
la flor:
mis victorias.
Me dice puedes hacerlo,
es solo que tienes miedo.
Me pide hazlo.
Obedezco.
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
Relacionado