Estábamos en un restaurante, entre las mesas sobre la banqueta. Me fijé en que había dos mesas cuyos comensales tenían rostro de animales: en una mesa, gatos; en la otra, perros. Lentamente, comenzarían a propagarse.
Un hombre se me acercó para contarme algo acerca de un libro suyo que habían publicado en Madrid. Me hablaba en inglés, porque estábamos en Nueva York. Le dije que hablaba español y que yo también escribía. Intenté darle mis datos, pero tardé tanto en escribirlos que lo fastidié. En un asunto de cinco minutos tardé media hora. Así que se fue, molesta. Porque para ese momento ya era una mujer. Le dije que no olvidará su brillante chal dorado y me hizo una mueca.
Pero lo curioso es que me di cuenta, en el sueño, de mi frustrante tardanza, y por consiguiente, me di cuenta de que estaba soñando. Le dije a un amigo que estaba ahí: “Otra vez estoy soñando que no logro terminar lo que quiero hacer”.
Conciencia de soñar :O
Me gustaLe gusta a 1 persona
Si, eso era importante.
Me gustaLe gusta a 1 persona