Publicado originalmente en Marimarus
No tu mirada que danza,
siempre ajena
a mis palabras,
desde mi cadera
desnuda
hasta mi cara.
No tus manos
trazando signos
que no borran
sobre mi espalda,
creciendo alas
imaginarias.
No tus palabras,
tu voz cercana,
dejando notas
y, a ratos, lágrimas
cuando me cantas.
No tu voz gitana,
la que me llama
a la distancia.
No tu respiración
a la mía acompasada.
No tu cuerpo junto a mí,
durmiendo en calma.
No tu calor
cuando me amas
sobre una cama.
Y no recuerdos,
tampoco magias.
Y no silencios,
ni amor en llamas.
No necesito,
yo no preciso
y no te pido
más que tu alma.
El alma y el no van unidas..en búsqueda de que todo sea sí.. y al final nos quedamos con un no..cuando ya todo no esté..
Buena poesía amiga se disfruta..
Saludos
Prudencio Hernández Jr.
Me gustaMe gusta
Sí, leyéndolo de nuevo, me parece que tal vez fui muy exigente en esa petición. Como tú dices, al final es algo que va unido al todo. Gracias por el comentario.
Me gustaMe gusta