Lying on the grass,
staring up to
las copas de los árboles
cubriendo, cuestionando,
rodeando
mi cuerpo caído
—por fin—
a las orillas
del bosque amado,
odiado.
Bocaarriba,
inmóvil,
a punto de sumirme en
la parálisis,
buscando el cielo
sin cerrar los ojos,
sin caer adentro.
Los ojos morados, negros,
azules, dorados,
cambiando de color
con cada movimiento
violento
de las convulsiones.
«Where am I?»
«Living on the limits.»
«Dying, perhaps?»
Las heridas no las sentía
hasta el segundo
in which I saw a light.
Was there a…
firefly?
Then I saw the blood
flowing from my left arm,
leaving a carmine puddle
all over the grass.
Then I saw the purple light
flowing from my right arm
leaving the ground,
flying towards the fireflies.
And I felt the leylines
que se dibujaban
una vez más;
growing back
sobre mi piel,
con magia morada
sobre la carne lacerada
en mi muñeca.
Y las luciérnagas
copiaron el diseño
que mi piel sangró
cientos de veces atrás.
Finally, clear in the sky:
the map.
Supe dónde buscar
mi casa, mi hogar,
mi refugio
final.