Fireflies


PERLA EN EL BOSQUE

Lying on the grass,
staring up to
las copas de los árboles
cubriendo, cuestionando,
rodeando
mi cuerpo caído
—por fin—
a las orillas
del bosque amado,
odiado.

Bocaarriba,
inmóvil,
a punto de sumirme en
la parálisis,
buscando el cielo
sin cerrar los ojos,
sin caer adentro.

Los ojos morados, negros,
azules, dorados,
cambiando de color
con cada movimiento
violento
de las convulsiones.

«Where am I?»

«Living on the limits.»

«Dying, perhaps?»

Las heridas no las sentía
hasta el segundo
in which I saw a light.

Was there a…
firefly?

Then I saw the blood
flowing from my left arm,
leaving a carmine puddle
all over the grass.

Then I saw the purple light
flowing from my right arm
leaving the ground,
flying towards the fireflies.

And I felt the leylines
que se dibujaban
una vez más;
growing back
sobre mi piel,
con magia morada
sobre la carne lacerada
en mi muñeca.

Y las luciérnagas
copiaron el diseño
que mi piel sangró
cientos de veces atrás.

Finally, clear in the sky:
the map.
Supe dónde buscar
mi casa, mi hogar,
mi refugio
final.

Ñublado (abecedarium)


Avatar de Carla Paola ReyesBLOG SALTO AL REVERSO

(Abecedarium con trampa).

Ayer buscabas,
cargado de esperanzas,
fama, grandes hazañas.

Imbatible,
jugabas kontra la máquina,
no olvidabas:
presagiabas.

Quedan rastros
solamente:
trazos únicos,
vestigios wuardados,
xilemas,
yerros,
zozobra.

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Lapislázuli


No es mi corazón,
pero se le asemeja.
Es azul como el mar
de nubes que surcamos
por el cielo morado.

Es el cobalto del océano
cuando navegamos.
Es una fracción de la belleza,
un destello de la pureza,
un regalo, una promesa.

Es mi brillo de luna,
el complemento del anaranjado,
un lapislázuli de tiempos lejanos.

Azul


image

Azul arriba,
en la línea del cielo.
Azul debajo.
Vuelo hacia el tiempo.

Por un prodigioso esfuerzo
sigo en mí.
No pierdo.
Llevo diez días enteros
sonriendo.

Pero caeré al fin.

Te llevo en las hojas
de mi cuaderno.

Me llevo a mí
partida en mil.

Azul brillante,
azul cuaderno,
azul verano,
pálido,
cielo.
Azul sereno,
puro,
de sueño.
Azul infierno
dentro.

Sepia


Abrimos los ojos en medio del oscuro,

como tantas veces, pero esta vez

¿dónde estabas?

Ya no estás en mí.

Espero estés en ti mismo.

¿Dónde has ido?

Quisiera poder traerte de vuelta

de tu viaje largo

donde te has perdido.

No sabemos si volverás,

pero sabemos

que se ha muerto el día

y ha dejado el velo,

el negro de tus ropas,

el negro de tus ojos,

tus cabellos lacios.

 

Cerramos los ojos en medio de la luz

como tantas otras veces, pero ahora

te sé de memoria

y te encuentro ya sin buscar tu mano.

Estás en mí,

te ausentas de ti mismo,

pero volverás

en alguna forma extraña, en soledad.

Vendrás a envolverme

de caricias que no diste a tiempo.

Vendrás sobre mí

en amor tardío y a destiempo.

Sabemos ya que ha nacido la tarde,

que ha traído un fulgor sepia

y lo ha endulzado todo en el dolor.

Alejados y juntos,

este atardecer no estamos solos.

 

Aquietamos la mirada en medio de la sombra.

Cortinas


Está todo dispuesto:

se ha pagado el precio,

se ha subido la escalera,

se cierra la puerta,

se ahuyenta la luz que molesta

—cortinas—

a los que se aman o se amaban,

y hoy se buscan entre sombras,

y se encuentran en la lucha,

como amantes, a ratos,

como fieras,

encerrados en un cuarto

y en un trance

donde poca luz se filtra.

—ventanas—

Solo ruidos, no palabras,

la incoherencia y el aliento

cálido sobre la almohada

y sobre la piel descubierta

de nosotros, los que se aman

o de los que hace no mucho

aceptaban que se amaban.