Asesinato planeado (sueño)


Estaba dicho y todos lo sabían: Iban a matarme. Era necesario. Era una lucha de poder en la que yo no tenía nada que ver, pero aun así…

Como la hija del presidente, mi muerte era necesaria para poder culpar a los terroristas de ello y así desatar la guerra, pero sería la gente de mi padre la que daría el golpe. Y él era quien había dado la orden de sacrificarme.

Habían dado a mis asesinos una lista con los horarios y situaciones en que yo era más vulnerable: las horas en que dormía en mi cama con la ventana abierta, las noches en que regresaba a casa por aquella oscura y solitaria calle. Sólo era cuestión de tiempo y yo esperaba y esperaba, entre nerviosa y resignada.

Encontré a algunos conocidos en la calle. Tras saludarlos, les pregunté si ellos sabían que yo estaba condenada a morir. «Sí». Y que qué opinaban al respecto. «Así es la vida, dear».

Y a esa sensación de inquietud constante y rabia contenida, se sumó el sentimiento de traición por parte de todos los que conocía.

Ahora no me quedaba más que esperar.