¡Oh, mi mente se empeña en soñar con muerte! Tres sueños: La muerte de alguien más, la mía y la provocada por mí.
I
A esa señora se le habían muerto sus dos hijos y su esposo el mismo día. Otros voluntarios y yo colocábamos una antorcha en su memoria, tan alta que quemaba las copas de los árboles. Subí la escalera desde el jardín y ahí la encontré: la señora iba enlutada de pies a cabeza y acompañada de su padre. Era alta y tenía el cabello negro y corto, su rostro expresaba dolor, pero también un gran temple.
Yo caí a sus pies, llorando por ella, llorando lo que no lloraba ella.
—¿Por qué lloras? —me preguntó el señor del cabello completamente blanco.
—Porque los mataron a los tres, el mismo día.
—¡Hijos de puta! —exclamó el hombre, y yo supe que se refería a los asesinos, los terroristas.
Ella no dijo nada.
II
Que iban a matarme. Estaba condenada a muerte. Era la forma en que más temía morir (la segunda era Sigue leyendo →
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