She is laughing,
but we are not,
amidst the substance
that’s not real at all.
Entre la farsa
no existe la magia.
Non-existent fire,
since some November gone.
Magic remains
only in me,
probably in Chopin.
She is laughing,
but we are not,
amidst the substance
that’s not real at all.
Entre la farsa
no existe la magia.
Non-existent fire,
since some November gone.
Magic remains
only in me,
probably in Chopin.
Todo el terror,
todo el dolor,
all the beauty, bliss,
the death, and the drama
came into existence here,
vino a vivir en ti.
Nació
de las yemas de tus dedos,
en el tono agudo de tu voz,
en tus colmillos afilados,
in your unlove.
It grew up
en cada hebra de los rayos
—oh, evening sun—
de tu cabello de sol
cobrizo al atardecer,
blackish at the sundown;
el sol del crepúsculo
negro y profundo,
oscuro al penetrar la montaña,
evil at defiling the sea.
devastating in love.
Softcore, nightful,
hurtful, silent, hatred,
hardcore.
Whatever your name,
whatever your shape,
your form, in him, in her:
The smoke of your cigarette,
tu sonrisa atrayente,
my complete surrender,
entrega sin voz:
the purest form to belong.
Ce,
ome,
yei,
ahtle.
Nada, nada.
Hipérbola,
frente a frente
a una distancia constante.
¿Qué puede hacer el agua
contra el fuego del sol?

Let’s end it here. Let’s leave it here.
The red alarm made me rise:
the circle of danger
surrounding me in the night.
The teeth in the dark
as it was coming back.
No solo él; también los demás.
«Oh, stay quiet, stay calmed;
if you don’t move, they won’t bite.»
Y volver a estar paralyzed
as I chocked el grito en la garganta,
and in the deepest corners of my mind.
No way this (again) can last.
No de nuevo la violencia
en la oscuridad.
The invocation of the soul
will summon my water to come back.
I saw the battle of the signs
of the different-shaped stars
floating above my head.
Y ni siquiera la vi ella,
la suprema maldad,
otra estrella más.
—It shall never come back—.
But the shatter of the pieces
hurt me bad.
Esquirlas de oro rosado
se incrustaron en mi pecho.
Y, al extraer los pedazos,
los tomé entre mis manos:
brillos áureos entre sangre,
materia prima de la flecha
que no había vislumbrado.
Tracé en mi brazo su forma
when the ley lines
took its shape:
brillos morados entre sangre,
materia prima de la alquimia
que había vislumbrado.
Y con el fuego
que la magia arcana
había dejado,
fundí el oro
para la creación del arma.

La noche cerrada
[en negros],
abierta al final
[in yellows]
cuando la luna
rasga el velo
en medio del miedo.
«¿Why…?»,
pregunta una voz
en el silencio.
Y el eco de un tiempo distante
se arrastra entonces en la arena
y dibuja el pentagrama
que me atormenta.
Y yo lo observo,
y no puedo detenerlo.
Se revela,
se muestra
como en el primer momento,
con sus tres, cuatro,
cinco caras,
recordando la maldad,
el sufrimiento.
Oh, pentángulo,
but I did have a weapon
en contra de tus cinco picos
cuando la magia
agregó el sexto.
[…
mucho

tiempo
…]
But now it lacks a triangle;
el hexagrama
no tiene magia.
Y las líneas ley
queman en mis brazos
as they reappear,
and emerge,
and as they rearrange
sangrando trazos.
Primero el cetro.
Then the options
of the new life ley lines
que se abren
tras el destierro.
Me he arrodillado
mirando el pentángulo
y el símbolo sagrado
flotando en brillos
dorados.
A confrontation.
Y veo el cegador destello
que después los quiebra
mientras trataba de contenerlo;
mientras intentaba detenerlo
en un abrazo.
Oh y sí, soy yo
la que recoge los pedazos.
Y ahora tengo sangre en el pecho,
pero oro en mis manos
brillando en tonos rosados.
[…]

De pie sobre aquella explanada, mirando de frente hacia el mar, podía sentir detrás de mí las voces de todos los ciudadanos del reino. Mi vestido de cola cargaba peso en mi espalda mientras miraba fascinada el negro tinta del cielo y las aguas oscuras destellando en brillos al final de las olas tranquilas, saladas. La noche era inmensa; cielo y mar se extendían hacia el infinito.
Observé la apresurada alineación de las estrellas, que en sus tonos amarillos formaron una fila. Me volteé al escuchar las exclamaciones de asombro. Todas las personas, sentadas en sus mesas, disfrutaban del banquete de gala: copas en las manos, sonrisas sinceras.
Me giré hacia donde se divisaba la frontera sur del reino. Por un momento pensé que la luz que vi en el agua era un astro que había caído al océano; parecía un puente flotante en medio de lo negro. Pero era una embarcación… ¿lujosa?, ¿enemiga?
Los aplausos y los coros de voces me distrajeron de la alerta. En el cielo nocturno del norte, los astros alineados comenzaron un giro en sus propios ejes. Y yo vi que la luna que siempre había tomado por esférica era realmente un círculo en dos dimensiones que, al girar, desaparecía por un momento en eclipse.
Los vítores eran ensordecedores. Era la primera vez que nuestra luna —esa especie de sol nocturno que siempre había brillado fijo en color anaranjado bajo— realizaba esa rotación. Todos estábamos entusiasmados, disfrutando del mismo embeleso.
Y todos supimos que esa era la señal que marcaba el inicio de mi reinado.
Y ese fue el último momento feliz de mi gobierno, ya que a partir de ahí comenzaron los tiempos atribulados….

Lo diré de nuevo:
no espero nada.
Un extra, el mañana;
no lo anticipaba.
Salí del negro al gris,
quizá se pintará ámbar.
Se pintó malva,
ámbar,
colores primarios,
brillantes,
complementarios,
y también tenues,
pasteles,
azulados.
I have watched the dawn,
the dusk,
atardeceres callados.
Aroma a nube,
a sol amarillo,
a color negro.
Olor a bosque,
a mi refugio atesorado,
a hielo;
sonido de agua corriendo.
Brillante blanco,
solo mío.
