Dark Age


PERLA EN EL BOSQUE

El único pilar que quedó en pie
of the burnt old place of ours
was my nightmare and my lifeline,
my besieged hope of surviving.

Lo busqué otra vez con rosas del viento
y líneas ley que atravesaron mi cuerpo.

Until I find it back,
but it wasn’t ours, only mine,
because I built it with my own hands.

When the Dark Age arrived
and I saw the battle of the signs,
magia arcana y esquirlas rosadas
fundieron el oro del arma.

And now it is on my left arm
inlaid in the very ley lines
que trazaron su forma
en alquimia sagrada.

Un cetro, with the fire at the top;
un diamante,
con el eje atravesado por el dolor;
y, en la base, el agua dominante
y un fuego incompleto, faltante.

After the battle was solved
Alcé mis ojos and I saw,
en la esquina del claro,
el sol de la devastación,

hipérbola larga a punto de ser acortada.

Me puse en pie para afrontarlo,
(lobos, lovers) Kais.

—Whatever your name,
whatever your shape,
your form, in him, in her—

Me puse en pie para matarlo
and just end it there.

[«Cause I made believe
I discovered peace,
but I’d skin the man alive»
and then regret to kill.]

So I ran against his chest
y dirigí mi arma,
inlaid on my left arm,
directly to his heart.

Oh, Pérsefone, niña;
oh, Atalanta decidida;
oh, magnánima víctima;
funden su ira en dorados,
bajan su arma en rosados.

Y la piedad nos paraliza.
El amor que has dado
neutraliza mi sed de daño,
de reparaciones vengativas.

But Kais has no mercy
ni tampoco los victimarios,
and he ties my left arm
al pilar que tanto he amado
y deja libre el derecho
para que pueda acariciarlo.

Las líneas ley laceran la piel,
los filos del arma incrustan
cada extremo, cada punta
en mi piel desnuda
para no herirlo a él.

Los murmullos, los susurros,
los nombres, los insultos,
los golpes, las bofetadas,
the hands that grasp too hard,
that immobilize and leave marks.
los forcejeos, the bruises,
the damage to the mind,
las manos, los cuerpos sobre,
la lengua que besa maldad,
el beso que muerde a sangrar.

And everyone is him,
and they are all the same.
Y cada uno arroja un leño
para crear la hoguera final
alrededor del pilar.

Kais inicia el nuevo incendio;
la pira enciende en sol y en llamas.
El fuego asciende desde mis pies
hacia mi alma.

Invoco el poder del agua que me ha sido dado
y que he entrenado en el destierro desolado.
Es el dolor en el centro,
el diamante del cetro,
la punta de la flecha,
las líneas guía,
el arma,
la convicción absoluta:
«I am alone.»

«Estoy sola».
Y mi agua se desborda.

«Instead of blood
she might open tiny floods
the heart away.»

El grito mudo desde mis entrañas
estalla con toda su magia
en un silencio desgarrador
que nadie capta,
a high pitch in yellow,
un estallido de plata.

Y transforma el incendio
en un fuego rosa, morado,
azul, tornasoleado,

frío,
casi helado.

El agua dominante
sobre el fuego incompleto, faltante,
congela, nieva, cencella,
me rescata, me salva, libera.

Caigo de rodillas
sobre la pira extinguida y fría,
con la mirada fija
en las figuras que se marchan
derruidas, ya vencidas.

Desato mi brazo izquierdo
destruido, destrozado.
Sangre, poder y agua
en alquimia sublimados.

I feel the liberated love
que la magia desató
floating above and healing
mi cuerpo golpeado, cansado.

And then I sense a soft warm breeze
and the attempt of the poles to shift.

And, in my left arm,
over the ley lines carved
a sangre sobre mi piel,
apareció la rosa polar:
—north and south,
and east and west—:
the duplicated lemniscate,
la que cambia todo lo afilado
en suaves contornos redondeados
e impide que me haga daño.

Everything must go


PERLA EN EL BOSQUE

[I swear, if it flickered one second more…]

A todas sus preguntas
yo respondía «amor»;
but it was never enough.

So…
«everything must go

[Cause if it flickers one more time
I will just jump
or I’ll slit my throat.]

[I won’t
cause it’ll flicker no more.]

A todas las preguntas,
un hacha.
A todos los caminos recorridos,
un «basta».

Everything must go.

Cueva


PERLA EN EL BOSQUE

Todos mis duelos inútiles,
el cabello entre los dedos,
los tonos de todas las voces
que amo y aborrezco.

El llanto en el suelo,
todas las explicaciones.
La cueva, el silencio.

La noche.
La tarde.
La mañana.

Todas las horas
en vela;
la madrugada.

¿El hacha en el bosque?

¡Destroce!
¿El hacha en el bosque?
El aislamiento.

Finito


Not a big surprise,
you, shadow, night.
I must have known by now,
of course.

But still …
I’m told now
that love from you
then … just died.

I feel I should mark this day
on the cosmic records of ours,
you know, for the sake of her,
the lost asterist of the triad.

I saw that day
—that ancient past—,
I lost my mind.

I saw this day
—this present apart—,
it broke my heart.

(But I just stared at the evening light
—so clear and sweet, so calm—
and suffocate the pain inside.)

Thirty years passed tonight:
you flee.
And I’m sworn
to let you leave.
Maybe in time
you won’t want to be mine.

I don’t want el mañana to come
porque cancela el infinito
and I’m not sure what to do with that.
(But I will find out).

¿Do you hear the sirens
at the beginning y al final?
I swear to you
I hear them in my head
everytime since you commited
____.

And if you want the answer
to your question
that comes in so late,
then it is there.
Even when I say it’s not,
there’s the cause you search for.

Because I saw that day
and I lost my mind
again and again.

And I see this day,
the (de)finite one,
but, Lord, I’m fine.

Río


 

PERLA EN EL BOSQUE IV


Fotografía: «The Same River», derivada de «Cascade River» de Josh Hild (Unsplash).

 

Me ha parecido cruel
usar el agua en contra mía;
mi elemento, mi ser.

No había entendido
que el océano dentro
no era mío.

No había entendido
que el río…

… que el río
alimentaba el estanque
que subía hasta ahogarme.

No había comprendido
por qué era interminable
el mar eterno, renovable,
el ahogo incesante.

Estaba de pie a mitad del bosque,
respondiendo una pregunta
que sí/no ameritaba respuesta,
como no ameritaban preguntas
—ni antes ni nunca—
todas mis entregas.

Pero siempre las había:
la explicación,
la justificación,
la desaprobación,
la vergüenza.

Los «por qués» y los «acaso…»,
∴, el dolor desde la garganta
hasta el sitio de la espada.

Estaba de pie y caí de rodillas;
el río inundó el bosque
y se bifurcó en dos vías:
hacia un lago congelado
y hacia un delta ajardinado.

Y un sol dorado
arrojó una claridad cobriza
sobre la desembocadura.
que se dividía.

El calor bronceado
evaporó el agua-arma,
el ataque, el desmayo,
el ahogo avergonzado.

Y entonces vi que se abría
un pequeño sendero de florecillas.

(M) Correr (sueño)


Correr. No de ellos, sino conmigo.

Había salido de la habitación del interrogatorio, donde todo era justificarse. «¿Por qué has sentido lo que has sentido?», «¿por qué has hecho lo que has decidido?». Un hombre jamás tuvo que dar explicaciones de ese tipo. Mesas llenas de interrogadores; mujeres que rezan, que lloran, que se enojan, que reclaman.

—Carla, ¿a dónde vas?

Y eché a correr hacia el estadio. Sentir la lujuria observando mis pasos, y cómo todo lo observable parece ser eso…

No me importó nada. Entré desde la calle hacia las gradas. Subí hasta la más alta y eché a correr por el borde, el borde que separaba la cancha de las gradas, el borde que separaba las gradas del abismo, de la pendiente pronunciada.

Y corrí. Corrí. No huyendo, no con miedo. No huyendo de ellos (de todos ellos), sino yendo conmigo. Oí en mi cabeza el (diluvio de) comentario(s), el tono (despectivo), el juicio (generalizado), un versículo originario (del machismo). Las palabras son un arma contundente, una bala de escopeta que ellos apuntan al centro de mi mente.

Son el río.

Corrí por el borde a una velocidad jamás antes alcanzada. Corrí liberada, sintiendo el vértigo en cada vuelta, la fuerza centrífuga. Y gritaba. Gritaba en cada curva, con un rugido… una llama… un sollozo que desahogaba, liberaba, independizaba. [Ese grito quiero pronunciarlo en voz alta (pero son las 6 de la mañana) en la orilla de la carretera, hacia esos paisajes que nadie frecuenta, que casi nadie frecuenta].

Y rodeé el estadio a la velocidad vertiginosa, una dos, tres vueltas. Y gritaba.

Hasta que vi frente a mí a un hombre que estaba por caer. Un jugador que se tambaleó, o algo así, en un saque de banda. No iba a poder detenerme. Chocamos y quedé debajo de él cuando me cayó encima. Y eso me detuvo de caer por el borde de la grada.

—Sostenme o me voy caer al abismo —Le señalé con la mirada mi situación precaria.

—Tuviste suerte de que detuvieran el partido —dijo y luego sonrió.

Y sonreí.

Hubiera podido caer también hacia el otro lado, hacia la velocidad de sus carreras y la fuerza sus patadas.

Entonces llegó un par de mujeres que me ayudaron a sostenerme por los brazos y sentarme en el borde.

Y les agradecí.

All the damage


«Police Line», por Jason Rojas (CC BY).

Perla en el bosque III


All the damage
that I forgave
I would forgive again
Pero la cuestión es:
I wasn’t able to understand…

Todo el daño que perdoné
lo perdonaría otra vez,
afterwards
or right there on the spot:
yo nunca quise el juicio
ni el contragolpe
cruel.

Pero la luz suave
de la sonrisa,
la claridad dorada-cobriza
me hizo entender:

There’s a ‘no trespassing’ line,
the kind of yellow/black band
that police use to hang
where there has been a crime.

And I use to tore it apart
again and ever, at once,
because I saw them tore
my body/mind apart.

Is there some kind of right
that I forwent?

¿Algún derecho primordial
al que renuncié?

¿Did I lay down the judgement
or did they?

¿Era necesario el reproche,
el castigo,
so much pain?

All the damage
that I forgave
I never made a song to explain:
yo solo pedí perdón
y avancé.

Todo el daño reverbera
en el temblor,
la quietud que vulnera,
el mutismo combatido apenas.

There is some kind of line
that I forwent,
some kind of safe límite
al que renuncié.

¿Was I to fulfill his
prediction,
como él me enseñó?

¿Am I to enjoy now
the peaceful healing
that comes along?